LA INMACULADA SOULT: Hoy 22 de enero del 2013 será vuelta a desmarcar de su raíz primaria para la que fue concebida esta bellísima imagen, la cual dos siglos después de ser robada por el mariscal Soult ha vuelto a su esplendorosa casa el Hospital de los Venerables. Pero el sueño ha durado muy poco ya que hoy ella vuelve a ser desgarrada de su entorno para la que fue creada y vuelve al Museo del Prado. Y es que esta Inmaculada ha deambulado por medio mundo, en primer lugar cuando fue arrebata por el mariscal Soult (como ya hemos comentado anteriormente), en 1813 para su uso y disfrute de su colección particular, a su muerte, su viuda la subastó en el año 1852, donde pujaron entre otros el Museo del Louvre, el Zar de Rusia, La Reina Isabel II de España y la National Galery de Londres, de la puja quedó ganador el Museo del Louvre que pagó 615.000 francos por la majestosa obra. En 1941 la Inmaculada vuelve a España tras un intercambio con el gobierno francés que la canjeó por un retrato de Mariana de Austria de Velázquez.
Hoy la podemos disfrutar en el Museo del Prado, pero sin su marco original donde se representan los símbolos de las mariologías ( el espejo sin mancha, lirios blancos, la Torre de David, el huerto cerrado, la puerta del cielo, la estrella del mar, el Templo de Dios, la ciudad amurallada,la escalera del cielo...) que complementan el lenguaje iconográfico con la obra según describiera Francisco Pacheco en su Tratado “El Arte de la Pintura: su antigüedad y su grandeza”, donde nos describe como se debe representar a María, así como los atributos que le acompañan. “Hase de pintar, a esta señora en la flor de su edad, de doce a trece años, hermosísima niña, lindos y graves ojos, nariz y boca perfectísima y rosadas mesillas, los bellísimos cabellos tendidos, de color de oro, en fin cuanto fuere posible al humano pincel”.
“Hase de pintar con túnica blanca y manto azul, que así apareció esta señora a Doña Beatriz de Silva, vestida de sol, un sol ovado de ocre y blanco que cerque toda la imagen; coronada de estrellas; doce estrellas sobre unas manchas claras formadas al seco de purísimo blanco que salga sobre todos los rayos. Una corona imperial adorne su cabeza que no cubra las estrellas; debaxo de los pies, la Luna, que aunque es un globo sólido, tomo licencia para hacerlo claro, transparente sobre los países; por lo alto, más clara y visible la media luna con las puntas abaxo”.
“Suelese poner en lo alto del cuadro Dios Padre, o el Espíritu Santo, o ambos, con las palabras del esposo. Los atributos de tierra se acomodan por país y los del cielo, si quieren; entre nubes, Adórnese con serafines y con ángeles enteros que tienen algunos atributos. El dragón, a quien la Virgen quebró la cabeza triunfando del pecado original”. Para concluir la explicación Francisco Pacheco especifica “ Pero en todo lo dicho tienen licencia los pintores a mejorarse”.
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