Estos pequeños utensilios o botellas de vidrio o arcilla de cuello largo y de pequeño tamaño de altura rondando los 10 cm y 2 cm de ancho, se encuentran en los sepulcros romanos. Estos objetos presentan diferentes tipos de decoración, los realizados en terracota solían estar bruñidos y barnizados; los de vidrio realizado con la técnica de soplado, solían tener una representación de un ojo.
El uso de este tipo de objetos se remonta hacia el año 1000 antes de Cristo y su función era la de recoger la lagrimas de los parientes o plañideras (praeficae) que solían acompañar al sarcófago (capulum) del difunto durante las honras fúnebres, dando fe del dolor acaecido por la pérdida de ese familiar o amigo. Entre los romanos cristianos era muy frecuente el uso de estos utensilios e incluso se contrataban plañideras o praeficae (mujeres que durante el entierro lloraban desconsoladamente), ya que cuanto mayor fuese la demostración del dolor por la pérdida del ser querido, más prestigio para el difunto.
Sarcófago de las Plañideras del rey sidonio
Estratón, muerto hacia el 358.
En el Museo de Cádiz existen varios ejemplares realizados en terracota y vidrio, encontrados en ajuares funerarios procedentes de Puerta de Tierra (Cádiz) de la época de la dinastía julio-claudia, pero a partir del siglo I d.C, dejan de realizarse en ceramica ante la proliferación de estos utensilios en vidrio.
El uso de lacrimatorios aparece reflejado en la Biblia, en el Salmo 56, en el versículo donde David se dirige a Dios “ Anota en tu libro mi vida errante, recoge mis lágrimas en tu odre”; En otros textos sagrados de difícil interpretación, como en unas de las versiones inglesas de la Biblia, no aparece la palabra odre, sino botella.
En la localidad francesa de Vendôme, existe un relicario donde según cuentan se encuentran las verdaderas lágrimas de la Virgen María.
Sin embargo, muchos estudiosos llegaron a la conclusión de que estos vasos no llegaron a contener otra cosa mas que bálsamos para guardar perfumes o esencias para regar la Pira o cenizas de los muertos ó la sangre de los mártires durante los rituales fúnebres.
Fuente: Revista de los Museos de Andalucía nº 10 año 2008.